Decisiones

Cada día tomamos numerosas decisiones y, en ocasiones, de algunas de ellas nos arrepentimos. Al instante nos preguntamos por qué lo hemos hecho, por qué no lo habremos meditado un poco más. Ocurre lo mismo con lo que decimos. A veces hablamos sin pensar y permitimos que sea la ira, el miedo o el despecho quienes pongan voz a nuestras emociones. Por eso, piensa el triple, haz el doble y habla la mitad. El mundo ya está demasiado lleno de mentes pequeñas que solo hablan de los demás y sin pensar, de personas que dicen mucho y hacen poco. Avancemos a contracorriente siendo más sabios, más cautos y libres de mentes cuadradas. Construyamos una nueva perspectiva que proyecte calma, razón y responsabilidad personal

Lia N

Por ti.

Para ti. Por ser lo que siempre has querido ser. Por conseguir todo aquello que has querido conseguir. Por amarme más de lo que creo merecer. Por ti hoy lucho

Lucho. Lucho porque no hay nada que me parezca más valioso que tú. Por las ganas de vivir que desprendes, de comerte el mundo. Lucho porque me han repetido millones de veces que vale la pena luchar, por lo que vale la pena tener. Y tú, amor, tú mereces la pena en todos los sentidos.

Mereces la pena. Mereces la pena cuando ríes, cuando duermes, cuando gritas en medio de la calle que no quieres a nadie más de lo que me quieres a mi. Mereces la pena porque sueñas, y no existen los tiempos dificiles para los soñadores.
Sueñas. Sueñas en grande o en pequeño, da igual cómo sueñes, la cuestión es no dejar de hacerlo. Tener metas, tener propósitos. Sueñas que ganas, pero no vives en un mundo imaginario y sueñas que pierdes y eso te hace fuerte.

Fuerte. Fuerte al caer, fuerte al andar, paso a paso o deprisa. Fuerte al levantarte. Fuerte porque cuando pisas haces que todo el mundo se gire. Fuerte porque no existe el miedo para ti. Y si tienes miedo, estoy aquí, para ti.

Lia Neztel.

Revivir

Atesoro cada momento en que la vida me ha sacudido. Esos instantes en que los pies cambian de dirección, o en que algo me hizo cerrar los ojos. Las pérdidas, los te quiero y los adioses, los regresos, la poesía en la que me encuentro. Cuando se cae la venda de los ojos, cuando al otro se le caen las máscaras. La canción que me hace suspirar y la despedida que no me atrevía a decir. El regalo inesperado, el sueño realizado. Lo incierto del mañana, las lecciones del pasado. Las letras que me derrumban por dentro, la sonrisa que hace estallar mi alma. Los guardo en un pedacito de mi alma, ahí donde nadie puede tocarlos, donde los puedo volver a revivir. 

Lia N.

Instagram: @lianeztel
Twitter: @liianeztel

29 Horas

Lo que quería era mirarte diez segundos a los ojos, para sentir por primera vez cómo es el amor, para tocarlo, romperlo y luego vestirme de él. Respirarte dos veces más, una para quedarme con lo que me daba vida, y la otra para sentirme de nuevo viva. Quería alargar el día, vivir 29 horas más de tu lado, hacer silencio mientras tomaba tu mano y olvidar lo que vendría mañana. Café, risas, anécdotas, ya sabes, entrar en la máquina del tiempo -que muchos le llaman recuerdos- y regresar enteros. Melodías, viento y poesía, entrar en nuestras coincidencias y revivirlas, para que no olvidáramos qué nos unió. Lo que quería era abrazarte fuerte, anudarme a ti, dejar en tu alma razones para que no te fueras…hacerte entrar en razón, para ver si el amor regresaba, o si tú lo hacías.

Lia N.

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Ahora.

La vida es un suspiro,
o un viento,
o una quietud
o una tormenta.
Tiene el color que elijas,
y el sentido que le des.
Tiene los protagonistas que desees
y los sueños con los que quieras adornarla.
Es esa interminable lección, esa búsqueda contínua,
ese caminar incesante.
Cuando la muerte pasa sigilosa por donde estamos,
la vida nos sacude y ordena las prioridades
y nos acerca a lo importante.
Lo intangible, lo eterno.
Nos impulsa
a la urgencia del te quiero,
del beso, de la cercanía.
Para que otros sepan y tengan en su memoria un poco de nosotros,
para recordarle que son regalo, que viven en nuestros adentros.
La vida es una poesía,
una gran puerta,
un océano.
No espera, no se detiene por nadie.
Sólo sucede con la intensidad que quieras,
con la felicidad que busques,
con las lecciones que aprendiste.
Tiene lo que hayas dado,
lo que sembraste, bueno o malo.
Tiene las consecuencias de tus decisiones
y la libertad de tus perdones.
Por eso, no te tardes en vivir,
que la vida es lo que elijas,
lo que des,
hoy, ahora…

este momento.

Lia,N


Caos

Me gusta la complicidad de la risa.  Encontrar a alguien con quien enseñar los dientes, con quien te duela la barriga de miles de carcajadas es una fortuna. A mí me gusta verlo  estallar de la risa, esa manera mágica de convertirse en caos. No encontraba obra de arte más majestuosa que verlo apretar los ojos y buscar una bocanada de aire porque no aguantaba las ganas de carcajearse. Lo más que me gusta hacer con él, es eso. Buscar sonrisas en todo, encontrar la felicidad en las calles, o en el silencio… inclusive en anécdotas del pasado. Me gusta inventarme historias con él sólo para ver su sonrisa, me gusta cuando sin que lo note le noto en la comisura de los labios una curva que dice mi nombre y me enseña el camino.
Lia N

Ausencia.

Hay un ruido que no me deja escribir.
Un espacio.
Un eco.
Una ausencia que late entre mis dedos.

Yo no estoy.
No me reconozco.
Ni en unos ojos.
Ni en mis letras.
Debo andar por ahí.
En la garganta de alguien.
O en una esquina de sus dedos.
O en el susurro de un amor imposible.

Hay algo que no me deja regresar.
Quizás sea el pensamiento de alguien que no me quiere liberar.
O puede ser que aquella persona que alguna vez amé
se haya dado cuenta que sigo esperándola y por eso
me está llamando y por eso no permite que me vaya.

Hay algo que no me deja vestirme hoy de poesía.
Que me tiene andando desnuda
y con el alma expuesta.
Un olvido.
Una melancolía
Un sueño que alguien quiere hacer realidad, conmigo.
Lia. N

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PierdeTrenes

Hay personas especialistas en perder trenes. Sí, trenes de esos que solo pasan una vez pero te esperan pacientemente en la estación. Trenes de esos que incluso avisan y advierten varias veces antes de salir para no volver. Trenes exclusivos con espacio para un solo pasajero. Trenes que estarían dispuestos a llevarte al fin del mundo sin pedir casi nada a cambio. Trenes cuyo trayecto es maravilloso, en los que sonreír es norma no escrita, y disfrutar de cada segundo y olvidar las penas es obligatorio. Trenes que saben que el que viene detrás es un antiguo tren que ya descarriló varias veces y es solo cuestión de tiempo que lo vuelva a hacer contigo dentro.
Sí, hay personas especialistas en perder trenes. No seas tú una de ellas. Y si no lo haces por ti, al menos hazlo en memoria de ella. Felicidad se llamaba, ya sabes. Pero recuerda siempre, hay un tren en cada estación, a cada hora.

@liaNeztel

¿Terremoto?

Terremoto es lo que siente el corazón cuando te acercas susurrando "eres lo mejor que me ha pasado en la vida" entonces tiembla el corazón y todo mi ser.

@LiaNeztel